Chelo y viola: Jhoan Nuñez y Nancy Muñoz comparten una tonada romántica

Egresados de la Escuela y monitores en la actualidad.

A ratos en la vida suceden cosas malas que terminan siendo la clave para tiempos mejores. Así le pasó a Jhoan Nuñez en el 2008 cuando tenía trece años y perdió octavo grado en el Colegio Compartir. “Bendita desgracia” que le sirvió para descubrir sus dos grandes amores: La música y a Nancy Muñoz, la mujer con quien entona cada día sus melodías.

Él era muy tímido para hablarle de primero, y allí es cuando Luigi entra en escena. Habiendo ubicado al mejor amigo de Nancy; supo, por medio suyo que lo de ambos (ellos) era la música y que estudiaban en la Escuela de Música de Desepaz. También, que querían formar una banda de rock. Jhoan por fin había encontrado el tema que lo acercaría a su chica, pero tenía el inconveniente de que su voz era terrible y su educación musical bastante limitada. Hacía  poco había comprado una guitarra con el fin de aprender a tocar en ella. Casi nada logró avanzar en los videos tutoriales de youtube con los cuales pretendía hacerlo. Sin embargo, Jhoan Nuñez es un hombre con una determinación regia. Se había propuesto ser músico desde “cero” a una edad tardía de la adolescencia. También, conquistar a una mujer. Definitivamente, las nuevas melodías que entraban en su vida dibujaban universos en los cuales quería aventurarse a lado de Nancy.

En los recreos Luigi lo preparó para audicionar, pero sólo fue hasta el tercer intento que lo logró. Tenía ya 14 años y normalmente los músicos empiezan su formación siendo muy niños. Gracias a la maestra Sandra Barney entró a formar parte del coro. Pero a él no le gustaba el coro, y sólo hasta cuando escuchó los chelos del grupo Apocaliptica supo cuál sería su instrumento. Siguiente escollo, no había un violonchelo para que él aprendiera. Propuso entonces comprase uno propio para poder ingresar a la cátedra: y así fue, bajo la tutela de la Maestra Luisa Fuentes.

La historia de Nancy en la música es mucho más convencional, si se puede decir así. Conoció la EMD gracias a sus amigos de barrio e ingresó a los doce años en ella, corría el 2008. Durante tres años participó del coro y luego siguió con la viola. Recuerda con ternura los comienzos de esa historia de amor tan bonita que tiene con Jhoan y lo mucho que él tuvo que esforzarse para vencer su timidez. El que repetía año era un muchacho callado, pero le gustaba a ella que era un buen lector y que llevaba el uniforme del colegio de una forma particular. Además, cargaba un bolso con el parche de un grupo de “ska”… y ella era “rockerísima”.

Actualmente es en la música de cámara donde Jhoan Nuñez Y Nancy muñoz encuentran un mejor telón para compartir sus armonías. Allí, la ausencia de un director hace que los integrantes del grupo (o duo) logren una mayor compenetración; donde la comunicación de los gestos y las miradas marcan las entradas, salidas o los respectivos ritmos de la obra. En la interpretación de ese estilo de piezas la química entre los intérpretes es esencial. No tienen un compositor en particular al que llamen favorito, y han montado piezas de diferentes épocas y estilos. Sin embargo, ambos recuerdan con emoción el Cuarteto Americano de Dvorak, y lo mucho que disfrutaron ensayando y presentándolo.

Jhoan estudia quinto semestre de superior en el Conservatorio Antonio María Valencia. Nancy está más pronta a terminar su formación en la interpretación de viola en el mismo Conservatorio Antonio María Valencia…… Por esta razón el maestro Hardison los invito a ser monitores en la Escuela, cosa que según dicen aceptaron “de una”. Sienten alegría al regresar y retribuirle a la Escuela todas las bendiciones que ha derramado en sus vidas. También brilla en ellos la mística de ser maestros en la formación de “otros” niños de la comuna 21 de Cali. La música toca vidas: Jhoan y Nancy tienen claro que parte de su misión es ayudar a estos niños a encontrar su “vibración” en el mundo.